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Ro'txo_Desmarais PDR+ - Versión para impresión

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Ro'txo_Desmarais PDR+ - shwww - 09-11-2024

Ro'txo Desmarais nació en los últimos meses de 1994, en el pequeño y polvoriento pueblo de Saintonge, al oeste de Francia. Un lugar donde las oportunidades de futuro parecían tan escasas como el aire fresco en una tarde calurosa de verano. En las calles empedradas de la localidad, donde los campesinos luchaban con la tierra y los jóvenes se veían atrapados en una rutina sin salida, Ro'txo creció bajo una constante sombra de desesperanza, sus padres, como muchos en Saintonge, eran personas de trabajo duro, pero las posibilidades de avanzar en la vida eran tan limitadas que, incluso siendo trabajadores incansables, vivían al día. La familia Desmarais no era rica, ni siquiera de clase media; su hogar era una casa pequeña de madera que crujía con el viento, y el techo de tejas rojas mostraba más grietas de las que los niños pequeños podían contar
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Pero lo que realmente marcó su infancia fueron sus hermanos mayores, especialmente Antoine y Marc. Siendo casi una década mayor que Ro'txo, los hermanos estaban ya involucrados en el oscuro mundo de las drogas cuando él apenas era un niño. En una época donde el desempleo azotaba con fuerza y la juventud parecía estar condenada a la monotonía, la influencia de Antoine y Marc se volvió el faro de Ro'txo. Ellos eran figuras carismáticas en el pueblo, conocidos no solo por su desparpajo y audacia, sino también por estar ligados a un circuito de tráfico de drogas que no tardó en tomar las calles del lugar.
Antoine, el hermano mayor, siempre fue el líder, el que organizaba los movimientos, el que hablaba con los dealers de las ciudades cercanas. Marc, aunque más temperamental y propenso a las peleas, era el que controlaba las rutas internas del negocio, en especial en los territorios cercanos a los campos. Ro'txo los observaba con una mezcla de admiración y temor. Para él, sus hermanos eran casi héroes, hombres que habían logrado escapar de la grisura de su entorno y habían tomado las riendas de su destino. Mientras sus amigos de la escuela hablaban de sueños de trabajar en el campo o irse a la ciudad para estudiar, Ro'txo no veía otras opciones que las que le daban Antoine y Marc
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A una edad temprana, Ro'txo fue testigo de cómo la vida de sus hermanos se desenvolvía entre el brillo de la juventud rebelde y el oscuro mundo de las drogas. Aunque sus padres intentaban mantenerlos alejados de los problemas, los chicos del pueblo sabían que si querías escapar, había que caminar por el borde del abismo. Los hermanos mayores de Ro'txo no le daban una opción distinta. En las tardes calurosas de verano, cuando los padres trabajaban y la casa estaba vacía, Ro'txo se sentaba en el porche, viendo a Antoine y Marc hablar de las rutas de contrabando, las drogas, los arrestos, y las oportunidades que traía la venta de sustancias. "Es la única forma de salir de aquí, hermano", le decía Marc, con esa mirada desafiante de quien ya ha aceptado su destino.
El primer contacto con las drogas para Ro'txo llegó cuando apenas tenía 12 años. Fue un encuentro casual en una de esas tardes interminables. Uno de los chicos mayores del pueblo, un conocido de Antoine, le ofreció una pequeña dosis de marihuana. Fue la primera vez que Ro'txo sintió la mezcla de euforia y desconexión que solo las drogas pueden proporcionar. No era solo un escape de la realidad dura del pueblo, sino un pasaje a un mundo donde las reglas las ponían los más audaces, no los burócratas o los viejos del lugar.
A medida que Ro'txo fue creciendo, la tentación de seguir los pasos de sus hermanos se hizo cada vez más fuerte. Mientras sus compañeros de escuela hablaban de escapar de Saintonge, Ro'txo ya sabía que, si quería algo más, tendría que tomar el camino de las drogas. A los 14 años, ya estaba involucrado en pequeñas transacciones, ayudando a sus hermanos a repartir paquetes de sustancias. El dinero fácil lo tentaba, y aunque a veces su conciencia le gritaba en silencio, las promesas de libertad y poder que sus hermanos le daban lo mantenían en su camino
a esa edad, Ro'txo ya no veía en Saintonge más que una prisión. No había futuro en el pueblo, ni en las viejas fábricas ni en los campos de cultivo. Solo existía la posibilidad de caer en el mundo criminal, que aunque peligroso, parecía ser la única vía para aquellos como él que querían escapar del ciclo de pobreza y desesperanza.
La figura de sus hermanos siguió siendo su modelo. Antoine, con su astucia, y Marc, con su agresividad y descontrol, se convirtieron en el espejo donde Ro'txo se miraba, aunque con el paso de los años, su admiración empezó a transformarse en una sombra de competencia. Ro'txo ya no quería ser solo el hermano pequeño que observaba. Quería ser alguien en ese mundo, alguien que, como sus hermanos, pudiera salir del estrechamiento de las calles de Saintonge
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A los 16 años, Ro'txo ya no era el niño que solía sentarse en el porche, mirando a sus hermanos mayores con una mezcla de admiración y miedo. Había recorrido un largo camino en el mundo del tráfico de drogas en Saintonge, convirtiéndose en un engranaje más de la red, pero aún bajo el ala protectora de Antoine y Marc. La cárcel había cambiado todo eso.
Cuando Marc y Antoine fueron arrestados, la caída fue brutal. La policía irrumpió en la casa de uno de los contactos de Antoine en pleno apogeo de una operación, y con ellos se llevaron no solo a los hermanos, sino también una gran cantidad de material. La noticia se extendió como pólvora en Saintonge. La prisión ya no era un rumor lejano o un lugar donde los "grandes" cometían errores; ahora, era un espacio que definía la nueva realidad de la familia Desmarais. Ro'txo, aún joven, sentía el peso de la responsabilidad de mantener en pie el legado de su familia.
Pasaron varias semanas en las que Ro'txo tuvo que lidiar con la falta de apoyo directo. Mientras tanto, los otros traficantes locales, que habían tenido algo de respeto por los hermanos mayores, empezaron a tratarlo con indiferencia. Se sentía más solo que nunca. A pesar de los intentos de Ro'txo por mantener las cosas a flote, los negocios comenzaron a tambalear. La gente quería ver qué haría él sin la protección y la experiencia de Antoine y Marc. Su poder en las calles de Saintonge era débil, casi inexistente.
Sin embargo, la verdadera prueba llegó cuando, en una de las pocas visitas que Ro'txo consiguió hacer a la cárcel, se encontró con la carta de Marc. Había algo en ella que lo aterrorizaba y al mismo tiempo lo atraía con una fuerza magnética. Marc le pedía, o más bien le ordenaba, que trajera drogas a la cárcel. No era solo un favor, era una necesidad. Según Marc, tenían todo un plan en marcha para controlar las prisiones desde adentro. Era su oportunidad de dominar, de conquistar las calles de la ciudad y de adueñarse de la cárcel misma.
El texto de la carta era crudo, casi desesperado, pero también lleno de confianza: “El negocio dentro de la cárcel es más grande de lo que piensas, hermano. Aquí no solo vendemos, controlamos. Controlamos todo. Si traes las cosas bien, vamos a tomar la cárcel. Nadie te va a detener. Es tu oportunidad.”
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A la mañana siguiente, decidió que iba a hacer lo que fuera necesario para cumplir con el plan. No podía dudar, no podía pensar en las consecuencias. Era la única forma de salir de Saintonge, de ser alguien fuera de las sombras de Antoine y Marc. Quería ser Ro'txo Desmarais, no solo el hermano de los otros.

Con la ayuda de un par de contactos, consiguió las primeras dosis. Le costó más de lo que pensaba, pero tenía que actuar rápido antes de que alguien más lo hiciera por él. En el pueblo ya circulaban rumores de que la familia Desmarais estaba desorganizada, que la caída de los hermanos había afectado mucho más de lo que los había hecho parecer. Ro'txo no podía permitirse fallar.
El primer envío no fue perfecto, pero logró hacerlo. No fue más que un pequeño paquete, escondido en un doble fondo de una mochila, y entregado en una visita programada para Marc. La cara de su hermano, al recibirlo, fue la confirmación de que todo estaba en marcha. “Lo estamos haciendo, Ro'txo,” le dijo Marc con una sonrisa astuta, como si el mundo entero estuviera a sus pies.
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A los 18 años, Ro'txo Desmarais ya no era el mismo joven que una vez observó a sus hermanos mayores, Antoine y Marc, desde la periferia del mundo criminal. Ya no era solo el hermano menor al que le enseñaban el negocio, ni el chico que corría los riesgos sin comprender del todo lo que implicaba. A esa edad, Ro'txo había pasado de ser un peón a convertirse en un jugador clave en el mundo del tráfico de drogas de Saintonge, y muy pronto, su nombre empezaba a resonar en círculos mucho más grandes.

Desde que aceptó la propuesta de sus hermanos de enviar drogas a las prisiones, Ro'txo no solo se mantuvo en el negocio, sino que lo expandió con una rapidez vertiginosa. En esos dos años de su adolescencia, logró consolidarse como uno de los traficantes más importantes no solo de Saintonge, sino también en varias otras ciudades de Francia. Con sus operaciones, había logrado crear una red de distribución que abarcaba desde la región de Poitou-Charentes hasta ciudades como Burdeos y París, uniendo a diversos contactos y pequeños dealers bajo su ala.
Sin embargo, lo que realmente marcó su crecimiento como figura criminal fue la expansión internacional. A medida que Ro'txo manejaba el tráfico de drogas dentro de la cárcel y en las calles, también fue estableciendo conexiones más allá de las fronteras francesas. Gracias a su ambición y a la influencia de algunos viejos contactos de Antoine y Marc que habían logrado mantenerse a flote dentro del sistema carcelario, Ro'txo comenzó a tejer una red que le permitió conectar con distribuidores y compradores en lugares tan distantes como Estados Unidos, Rusia y San Andreas
Ro'txo, con la ayuda de algunos viejos asociados de sus hermanos que seguían activos dentro de las prisiones y fuera de ellas, empezó a colaborar con cárteles de América Latina, aunque sin involucrarse demasiado en el trabajo de campo. Su papel era claro: coordinar las rutas, asegurar las transacciones y administrar el flujo de dinero. Las rutas desde los Estados Unidos hacia Europa pasaban a través de puertos en el norte de Francia, y Ro'txo se convirtió en una pieza esencial para hacer que esas cargas llegaran a buen puerto. También manejaba la entrada de productos rusos en Europa, particularmente heroína y metanfetaminas, que distribuía a través de una red de contactos que él mismo había construido.

La clave de su éxito fue la organización. Mientras muchos traficantes pequeños eran vistos como desorganizados y vulnerables, Ro'txo utilizó su inteligencia y su capacidad para adaptarse. Creó sistemas de comunicación y transporte que pasaban desapercibidos para las autoridades, y gracias a su capacidad para mantener un perfil bajo, logró mover grandes cantidades de sustancias sin llamar demasiado la atención.
En Rusia, sus contactos estaban vinculados a un grupo que se encargaba de la distribución de drogas en ciudades como Moscú y San Petersburgo. Aunque nunca estuvo directamente involucrado en el envío, sus operaciones internacionales dependían de la fluidez de esas rutas. En Estados Unidos, había establecido lazos con pequeños carteles locales en Los Ángeles y Nueva York, donde su nombre comenzó a ser reconocido como un punto de contacto confiable para quienes deseaban importar drogas europeas.
En San Andreas, especialmente en la ciudad de Los Santos, Ro'txo encontró un mercado especialmente lucrativo. Aunque el contexto era más violento y caótico, la alta demanda de cocaína, marihuana y metanfetamina impulsaba las ganancias. A través de algunos contactos que conoció en las cárceles francesas, Ro'txo pudo introducirse en ese mercado, y pronto encontró distribuidores que se encargaban de recibir la mercancía en los puertos de la costa oeste de Estados Unidos.
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A los 18 años, Ro'txo Desmarais ya era un hombre que miraba hacia adelante, hacia un futuro que solo él podía imaginar. Mientras el negocio se expandía, él también se transformaba: de joven soñador a traficante imparable. Pero el precio del poder estaba claro. Y, aunque la carretera hacia la cima parecía libre, Ro'txo sabía que no podía relajarse ni un solo segundo. Cualquier desliz, cualquier traición, podría acabar con todo. Así que, mientras esperaba el regreso de sus hermanos, Ro'txo se preparaba para tomar las riendas de un futuro que, ya sin vuelta atrás, lo llevaría más allá de los límites de Saintonge.
12 AÑOS DESPUES...
A los 30 años, Ro'txo Desmarais había dejado de ser el joven ambicioso que alguna vez se arriesgó con un paquete de drogas en un doble fondo para enviarlo a prisión. Ahora era un hombre cuya figura se había transformado en un mito, no solo en las calles de Saintonge, sino en los rincones más oscuros del crimen organizado internacional. El tiempo, que había moldeado su carácter y sus decisiones, también lo había convertido en una figura cautelosa, calculadora y fría. A estas alturas, Ro'txo no solo operaba en varias continentes, sino que se había establecido como el hombre clave detrás de una de las redes de narcotráfico más complejas y peligrosas del mundo.
Su negocio había crecido de manera exponencial en los últimos 12 años. Desde aquellos primeros envíos a la prisión, Ro'txo había logrado consolidar su influencia en varios mercados internacionales. Sus contactos en Estados Unidos, Rusia, Europa y América Latina lo habían convertido en una figura de peso, un punto de conexión esencial en el flujo de drogas que transitaba entre los continentes. Había formado alianzas con cárteles y mafias de todo tipo, operando desde las sombras, utilizando su red de distribuidores y aliados estratégicos en cada rincón del mundo. Nadie, ni siquiera las autoridades internacionales, había logrado capturarlo. Había desaparecido de los radares, adoptando una vida de perfil bajo, escondido tras una fachada de negocios legales y una vida tranquila. Pero en los bajos fondos, todos sabían que Ro'txo estaba detrás de todo.
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El regreso de sus hermanos, Marc y Antoine, marcó un punto de inflexión. Después de 12 años en prisión, ambos habían salido, cada uno con su propio plan para expandir su imperio. Mientras Marc, el más impulsivo de los dos, no tardó en involucrarse en nuevos negocios dentro de Rusia, Antoine, el más estratégico, se había convertido en un líder carismático dentro de la mafia rusa. Juntos, comenzaron a reclutar nuevos soldados para el negocio de las drogas en ese territorio, moviendo productos europeos y conectando a los mercados rusos con las rutas que Ro'txo había establecido.
Aunque Ro'txo había logrado construir su propio imperio, no podía evitar sentir que sus hermanos volvían a tomar un papel activo en el negocio, y eso lo llenaba de ambición, pero también de una sutil competencia. Sabía que el regreso de Marc y Antoine podía ser tanto una ventaja como una amenaza. La colaboración entre los tres podía fortalecer aún más su poder, pero también significaba compartir el control de una red de narcotráfico tan grande como la que ya había creado. Mientras tanto, Ro'txo había optado por mudarse a San Andreas, más específicamente a Los Santos, donde la policía internacional apenas podía seguirle el rastro
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Ro'txo no había dejado de hacer negocios en Europa, pero había encontrado en Los Santos la oportunidad perfecta para despistar a las autoridades y expandir su influencia a la costa oeste de Estados Unidos. En Los Santos, el caos era la norma, y eso jugaba a su favor. En esta ciudad, donde los cárteles, las pandillas y la policía parecían estar atrapados en un constante tira y afloja, Ro'txo encontró el espacio ideal para instalar su base de operaciones. Además, la ciudad contaba con conexiones ideales para sus negocios. Desde aquí, podía distribuir drogas a toda la costa oeste y, lo más importante, podía utilizar el puerto de la ciudad como un punto de envío estratégico.
En Los Santos, Ro'txo había establecido un esquema de distribución que pasaba desapercibido para la policía. Sus cargamentos de cocaína, heroína y metanfetaminas llegaban por mar, en grandes cargamentos ocultos en contenedores dentro de barcos comerciales, y eran descargados en el puerto sin levantar sospechas. Desde ahí, las drogas se repartían por toda la ciudad, hacia otras ciudades y estados. El dinero fluía a través de sus cuentas en diferentes países, y su nombre se convirtió en uno de los más temidos y respetados entre los traficantes y las autoridades. Aunque la policía de Los Santos lo buscaba sin descanso, él ya había conseguido esconderse a plena vista. Las autoridades locales no sabían con certeza quién estaba detrás de las operaciones, ya que Ro'txo había logrado manipular sus huellas a través de varias identidades falsas y negocios tapadera
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En medio de su éxito, Ro'txo también había tenido que lidiar con la realidad de su familia. La vida de su madre, que siempre había estado marcada por las ausencias de sus hijos y las tragedias que la familia Desmarais había vivido, tomó un giro inesperado cuando, a los 47 años, dio a luz a un hijo inesperado: Mo'at, un niño que, a los 16 años, ya mostraba signos de ser un sucesor natural del imperio criminal de la familia. Aunque su madre, exhausta de tantos años de dolor y luchas, no tenía mucho que ver con el mundo de las drogas, Ro'txo veía en su hermano menor una versión más joven de sí mismo. Mo'at era inquieto, carismático, y en lugar de alejarse del negocio, parecía estar atraído por él con la misma intensidad con la que Ro'txo había sido atraído a esa vida años atrás.

Ro'txo, aunque orgulloso de su hermano, no podía evitar sentir que este sería el próximo en caer en las mismas trampas que él. Sabía que la vida criminal no tenía salida, que Mo'at, si continuaba en este camino, acabaría como él: marcado, perseguido por la policía, y con el alma irremediablemente corrompida. Pero también entendía que, en la familia Desmarais, no había otra opción. El negocio no perdona, y el legado debía continuar.
El primer contacto que Ro'txo hizo con Mo'at fue en Los Santos, durante una visita. Al principio, Mo'at había venido a la ciudad con la excusa de conocer más sobre el negocio, pero Ro'txo sabía que su hermano estaba allí por algo más. Mientras observaba al joven, que ya se movía con una confianza inquietante en las calles de Los Santos, Ro'txo vio en él lo que había visto en sí mismo a su edad: un hambre insaciable por el poder, por el control, y por el dinero.
Con una mezcla de cariño y temor, Ro'txo comenzó a guiar a Mo'at en las primeras etapas de su incursión en el negocio de las drogas. No sería fácil, y Ro'txo lo sabía, pero era inevitable. La familia, después de todo, tenía una tradición que pocos podían romper. Al menos, esta vez, Ro'txo podría ser el guía, el mentor, el hermano mayor que él nunca tuvo cuando entró en el negocio.
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Altura y Complexión:
Ro'txo mide alrededor de 1.85 metros, una estatura que, aunque no imponente en comparación con algunos de los otros criminales de mayor envergadura, le da una presencia que destaca. Su complexión es atlética, pero no musculosa de manera exagerada. Ha mantenido su cuerpo en buena forma debido a la vida activa y peligrosa que lleva, donde la rapidez, la resistencia y la agilidad son tan necesarias como la fuerza. A pesar de los años de vida dura, su cuerpo refleja un balance entre la dureza que exige su estilo de vida y la gracia de un hombre que ha aprendido a moverse con precisión y sigilo
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Rostro:
El rostro de Ro'txo es lo que realmente atrae la atención. Su piel es de un tono moreno claro, ligeramente bronceada por su vida al aire libre, y su rostro está marcado por las huellas del tiempo y las decisiones que ha tomado. Tiene una mandíbula fuerte y definida, que le da un aire de determinación y dureza. A menudo, su barba de varios días, algo desordenada pero cuidadosamente mantenida, acentúa su rostro, dándole un toque de madurez
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Ojos:
Sus ojos son de un verde oscuro, casi como un jade opaco, que parecen penetrar las almas de las personas cuando los mira. Los ojos de Ro'txo son su característica más distintiva: fríos, calculadores, pero también intensos y enigmáticos. Hay algo en ellos que muestra la dualidad de su ser: por un lado, la astucia, la inteligencia, la confianza; por el otro, una oscuridad que refleja todos los compromisos morales que ha hecho a lo largo de su vida
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Cabello:
Ro'txo tiene el cabello negro, lacio y generalmente lo lleva corto, con un estilo que mezcla lo práctico y lo elegante. Aunque en sus primeros años podría haber llevado un estilo algo más desenfadado, ahora su corte es pulcro y bien cuidado, lo que denota su enfoque en el control total de su vida y sus negocios
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Tatuajes y Cicatrices:

En sus brazos y cuello, Ro'txo tiene varios tatuajes que han ido adquiriendo un significado más profundo con el paso de los años. Su primer tatuaje fue a los 16, un simple diseño tribal que simbolizaba su entrada al mundo del crimen. Pero conforme fue ascendido en el negocio, los tatuajes fueron tomando una forma más compleja. En su brazo derecho, se pueden ver palabras en latín que dicen "Veni, vidi, vici" ("Vine, vi, vencí"), una inscripción que ha llegado a representar no solo su éxito, sino su actitud hacia el mundo: siempre en control, siempre triunfante.
En su pecho, oculto bajo la ropa, lleva una gran serpiente enrollada en una daga, un símbolo de astucia y peligro. Los tatuajes no solo cuentan su historia, sino que también son parte de la imagen intimidante que proyecta: un hombre que ha pagado el precio por su poder.
Sus cicatrices, por otro lado, son las que cuentan las batallas reales, los momentos en los que su vida estuvo en juego. Una cicatriz diagonal corre desde su ceja izquierda hasta la parte superior de su mejilla, producto de un altercado con un rival en sus primeros años de carrera. Otra cicatriz más profunda recorre su antebrazo, una herida de bala que casi lo dejó fuera de juego, pero que ahora lleva como una medalla de honor
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Estilo de Ropa:
Ro'txo no sigue tendencias ni se deja llevar por la moda. Su estilo es una mezcla de elegancia práctica y funcionalidad. Prefiere ropa de diseñador, pero de un estilo sobrio y discreto: trajes oscuros, camisas de buena calidad, y botas negras de cuero que le dan un aire de sofisticación
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Emocionalmente, Ro'txo Desmarais es un hombre complejo, profundamente marcado por su vida en el crimen y por las decisiones que ha tenido que tomar para alcanzar el poder. A los 30 años, su psicología está influenciada por una mezcla de pragmatismo, desconfianza, nostalgia, y una sensación persistente de vacío, a pesar de todo lo que ha conseguido. Aunque en la superficie proyecta frialdad y control, hay una guerra interna que se libra en su interior, una lucha constante entre el hombre que podría haber sido y el hombre que ha decidido ser.



RE: Ro'txo_Desmarais PDR+ - Lowinn - 09-11-2024

buena chyvoy se merece el pdr+ 



RE: Ro'txo_Desmarais PDR+ - Moree - 10-11-2024

Muy buena Ficha, Tendras el PDR+