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PDR+ - Apolo Ryan - 19-12-2024 Nombre IC: Fulgencio_Manuel Nacionalidad: España Edad: 25 Fulgencio Manuel: Un Camino de Sombras y Decisiones Fulgencio Manuel nació en un pequeño pueblo de Extremadura, España, un lugar donde el tiempo parecía haberse detenido. Rodeado de colinas áridas y olivos que se extendían hasta el horizonte, su hogar estaba en una de las regiones más empobrecidas del país. Su familia, los Manuel, no era una excepción a esta realidad. Eusebio, su padre, era un campesino testarudo que trabajaba la tierra con la esperanza de que cada cosecha fuese mejor que la anterior, aunque rara vez lo lograba. María, su madre, era una mujer dura y trabajadora, conocida por su carácter firme y su habilidad para mantener a la familia unida pese a las dificultades. La infancia de Fulgencio estuvo marcada por la escasez y la monotonía. El pueblo tenía una única escuela, una pequeña iglesia y una plaza central donde los viejos del lugar pasaban las tardes jugando al dominó y recordando tiempos que, según ellos, eran mejores. Fulgencio era un niño curioso y soñador, pero el entorno no ofrecía mucho espacio para alimentar su imaginación. Desde temprana edad, sintió que la vida en el pueblo era demasiado pequeña para él. La Infancia: Entre la Inocencia y la Realidad A los 8 años, Fulgencio comenzó a notar que su familia no era como las demás. Mientras algunos niños del pueblo tenían zapatos nuevos y meriendas abundantes, él llevaba ropa remendada y compartía un trozo de pan con su hermano menor, Alberto. Aunque su padre trabajaba sin descanso, las deudas siempre los acechaban. La sequía y las malas cosechas eran constantes, y Eusebio pasaba noches enteras sentado junto a la mesa, mirando el suelo con una mezcla de frustración y resignación. En la escuela, Fulgencio era un niño tímido y reservado. Le gustaba leer y aprendía rápido, pero eso lo hacía destacar de una manera que no siempre era positiva. Sus compañeros lo llamaban "el listo" con tono burlón, y en más de una ocasión, esos insultos se transformaron en empujones y golpes. A pesar de todo, Fulgencio nunca se quejaba. Aprendió a guardar su rabia y su tristeza para sí mismo, prometiéndose que algún día demostraría a todos que no era débil. Un episodio especialmente doloroso ocurrió cuando tenía 10 años. Un grupo de chicos mayores lo emboscó mientras caminaba de regreso a casa. Lo golpearon, le rompieron sus libros y lo dejaron tirado en el suelo. Cuando llegó a casa, cubierto de tierra y con los ojos hinchados de r, su padre lo miró con desaprobación. —Si no aprendes a defenderte, siempre serás un don nadie —dijo Eusebio, antes de volver a su plato de sopa. Fulgencio no olvidó esas palabras. Le dolieron más que los golpes, pero también encendieron algo dentro de él: una determinación silenciosa de no permitir que nadie lo humillara nuevamente. La Adolescencia: Primeros Sueños y Primeras Caídas A los 14 años, Fulgencio empezó a trabajar en el campo junto a su padre. Las jornadas eran largas y agotadoras, y aunque Eusebio intentaba enseñarle el oficio, Fulgencio sentía que cada día que pasaba bajo el sol era un día perdido. Soñaba con escapar del pueblo, con descubrir el mundo que veía en las pocas revistas y libros que llegaban a sus manos. Fue en esta época cuando conoció a Javier, un chico del pueblo que, como él, estaba cansado de la vida en Extremadura. Javier era rebelde y carismático, y aunque no siempre tomaba las mejores decisiones, tenía una visión clara: salir del pueblo, como fuera. Juntos comenzaron a idear planes para ganar dinero. Al principio eran trabajos pequeños: vender frutas en el mercado o ayudar a transportar mercancías. Pero con el tiempo, Javier empezó a arrastrar a Fulgencio hacia actividades más cuestionables. El primer robo fue en un almacén abandonado cerca de la estación de tren. Solo querían llevarse unas herramientas que podían vender en el mercado negro. Fue un trabajo sencillo, pero para Fulgencio, el sentimiento de romper las reglas fue una mezcla de miedo y emoción. A partir de ese momento, comenzó a participar en pequeños delitos, siempre bajo la influencia de Javier. El Punto de Ruptura: Madrid y el Camino al Crimen Cuando cumplió 18 años, Fulgencio tomó la decisión de dejar el pueblo. Había ahorrado algo de dinero y convenció a sus padres de que quería estudiar en Madrid. Aunque Eusebio se mostró escéptico, María le dio su bendición, creyendo que su hijo podría tener un futuro mejor lejos del campo. Madrid era un mundo completamente diferente. La ciudad era enorme, bulliciosa y llena de oportunidades, pero también de peligros. Fulgencio encontró trabajo como repartidor en una tienda de comestibles, pero el dinero apenas le alcanzaba para pagar una habitación en una pensión. Las deudas comenzaron a acumularse, y fue entonces cuando el destino volvió a cruzarlo con personas como Javier. En Madrid, Fulgencio conoció a una banda de jóvenes que operaban en los barrios bajos. Al principio, se unió a ellos como un medio para ganar dinero rápido, pero pronto se dio cuenta de que tenía talento para moverse en el mundo del crimen. Era astuto, calculador y sabía cómo ganarse la confianza de las personas. En poco tiempo, pasó de ser un simple ladrón a organizar trabajos más grandes, como robos a almacenes y tráfico de mercancías robadas. Uno de los momentos más críticos ocurrió cuando tenía 22 años. Durante un robo en un almacén de electrónica, uno de sus compañeros fue arrestado, y la policía comenzó a buscar al resto del grupo. Fulgencio logró escapar, pero sabía que ya no estaba seguro en Madrid. Fue entonces cuando uno de sus contactos le habló de Los Santos, una ciudad en Estados Unidos donde las reglas eran diferentes y las oportunidades para alguien como él abundaban. Los Santos: Una Nueva Vida, Viejas Sombras A los 25 años, Fulgencio llegó a Los Santos con poco más que una maleta y la dirección de un contacto. Al principio, se enfrentó a las mismas dificultades que en Madrid: trabajos mal pagados, explotación y la constante lucha por adaptarse. Pero en Los Santos, las oportunidades para un hombre con su experiencia eran aún mayores. Fulgencio comenzó trabajando como intermediario en el tráfico de drogas, utilizando su ingenio para construir una red de contactos. En pocos años, ascendió en la jerarquía del crimen organizado, convirtiéndose en un jugador clave en el submundo de la ciudad. Sin embargo, el precio de su éxito fue alto: enemigos poderosos, noches llenas de paranoia y una soledad que no podía ignorar. Aunque había dejado atrás su vida en España, los fantasmas de su pasado seguían persiguiéndolo. Recordaba a sus padres, su pueblo y los sueños que alguna vez tuvo. Ahora, en Los Santos, se encontraba atrapado en una vida que nunca había planeado, pero que, en el fondo, sabía que había elegido. Esta historia refleja el viaje de Fulgencio Manuel, desde su humilde infancia en España hasta su transformación en un hombre marcado por sus decisiones. RE: PDR+ - DaniFlow - 22-12-2024 Magnifica ficha, tiene cohesión y coherencia entre los párrafos redactados. Obtendrás tu PDR+
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