Edad: 27 años

Nacionalidad: Argentina

Origen: Buenos Aires, familia de clase alta

Ocupación: Empresario de alto perfil, vinculado al narcotráfico

Estado Civil: Soltero

Santino Chia nació en una de las familias más adineradas de Buenos Aires, dentro de un ambiente de alta sociedad. Su padre, Guillermo Chia, era un exitoso empresario del sector inmobiliario, mientras que su madre, Isabel Rivas, provenía de una prominente familia política. A pesar de las comodidades materiales, Santino creció en un hogar marcado por la frialdad emocional, la presión por alcanzar expectativas inalcanzables y un distanciamiento constante de sus padres, quienes, aunque ocupados en sus propios negocios, nunca pudieron ofrecerle el afecto que necesitaba.

A una edad temprana, Santino se dio cuenta de que la vida que su familia le ofrecía, con lujos y privilegios, no era suficiente para llenar el vacío que sentía. A pesar de tener acceso a una educación privada y todas las ventajas que podrían haberlo colocado en una posición envidiable en la sociedad, nunca se sintió parte de ese mundo. Desde joven, Santino desarrolló una personalidad introvertida, reservada y calculadora, lo que lo llevó a evitar la mayoría de las interacciones sociales que su familia fomentaba.

A los 13 años, harto de las expectativas y la rigidez del sistema educativo, abandonó la escuela. Aunque su familia intentó reconducirlo por los caminos del éxito tradicional, Santino decidió buscar una forma diferente de poder y control. A esa edad, comenzó a relacionarse con individuos de los círculos más oscuros de la élite, personas con las que su familia, aunque no lo admitiera abiertamente, mantenía conexiones. Fue entonces cuando descubrió el mundo del narcotráfico, las inversiones ilícitas y las redes criminales que operaban a nivel internacional.

Con el tiempo, y aprovechando su apellido y conexiones, Santino se introdujo en el negocio del tráfico de drogas y el lavado de dinero.
 
A los 18 años, ya estaba bien posicionado dentro de una red de narcotraficantes locales, siendo capaz de utilizar tanto su inteligencia empresarial como su frialdad para expandir su influencia. Mientras otros jóvenes de su edad se enfrentaban a la universidad o a carreras tradicionales, Santino se convirtió en un operador clave en una de las organizaciones más poderosas de Sudamérica, aprendiendo rápidamente los entresijos del poder, la violencia y la corrupción.

A pesar de su éxito y su ascenso meteórico, la vida de Santino no estuvo exenta de tragedias personales.

La muerte de su madre, cuando él tenía 22 años, fue un golpe devastador. Isabel había luchado contra una enfermedad terminal durante meses, pero a pesar de los recursos infinitos que Santino podía proporcionar, no pudo salvarla. Ese dolor lo dejó profundamente marcado, llevándolo a cuestionar las verdaderas motivaciones detrás de su vida de poder y riqueza. Aunque su madre había sido el pilar emocional en su vida, nunca había podido entregarle el afecto genuino que tanto necesitaba. El vacío dejado por su madre fue tan grande que Santino comenzó a replantearse su futuro.

Hoy, con 27 años, Santino es uno de los narcotraficantes más poderosos de Sudamérica, operando una red internacional de distribución de drogas, armas y lavado de dinero. Su fortuna es incalculable, y ha logrado hacerse con propiedades de lujo en Buenos Aires, Montevideo, y otras ciudades clave de la región. A pesar de su riqueza, la vida de Santino está marcada por la desconfianza, la soledad y una constante sensación de vacío. La traición es algo que forma parte de su día a día, y la necesidad de proteger su imperio lo ha convertido en un hombre más frío y calculador, sin espacio para el afecto o la vulnerabilidad.

Sin embargo, el deseo de encontrar algo más allá del poder, la riqueza y el control lo consume en silencio. Aunque su vida está llena de lujos y ostentación, Santino siente que ha perdido algo esencial: su humanidad. Las preguntas sobre el propósito de su existencia lo atormentan constantemente. Es un hombre que lo tiene todo y, sin embargo, se siente vacío. Su lucha por encontrar redención o, al menos, un sentido más profundo en su vida lo ha llevado a buscar salidas, aunque sabe que abandonarse a su destino en los círculos del poder no será fácil.