Un Destino Inesperado (PDR+)

[Ukraniana]

Nacimiento e Infancia

Astrid Moonfall nació el 20 de julio de 2005 en el soleado estado de California, Estados Unidos. Su madre, Sofía Guevara, una joven latina llena de sueños y esperanzas, conoció a George Moonfall, un estadounidense de corazón amable pero de alma nómada. Su relación, nacida de una chispa de amor en medio de los altibajos de la vida, hizo que Astrid viniera al mundo en una ciudad que rebosaba vida, pero también una gran diversidad de realidades.



Cuando Astrid era pequeña, vivió una infancia aparentemente feliz, rodeada de cariño por parte de sus padres. Los tres eran inseparables y siempre encontraban momentos para disfrutar juntos. Un recuerdo que Astrid guardaba con especial cariño era un viaje a la playa para el cumpleaños de su madre. Aquel día, las olas rompían suavemente contra la orilla, el sol brillaba sin piedad, y las risas de su madre y su padre se escuchaban a lo lejos mientras ella jugaba con la arena. El amor de sus padres parecía eterno, un amor que le prometía un futuro lleno de aventuras.


Sin embargo, su felicidad se vio truncada en un fatídico accidente. Al regresar de esa hermosa tarde en la playa, un conductor ebrio se cruzó en su camino. El choque fue devastador. Astrid perdió a sus padres en el acto. El trauma de ver cómo sus seres queridos morían frente a ella, mientras ella quedaba atrapada en los restos del coche, marcó un antes y un después en su vida. Tenía solo 8 años, pero esa imagen permanecería grabada en su mente por siempre.


El Dolor y la Soledad
Durante el siguiente año, Astrid pasó de orfanato en orfanato. La pérdida de sus padres la dejó vacía y desconectada del mundo. Las caras de los niños y adultos que se cruzaban en su vida eran borrosas, y los lugares en los que vivió se convirtieron en simples espacios sin alma. No tenía a nadie. El vacío que sentía por dentro era inmenso, y aunque en las diferentes instituciones le ofrecieron apoyo, ninguna de las caras amables que conoció lograba reemplazar el amor de su madre y padre.



Fue un año de constante incertidumbre, pero todo cambió cuando su tío, Román Guevara, apareció. Román era un hombre alto y corpulento, con una mirada decidida que reflejaba su experiencia en la vida. Él vivía en Argentina, y tras enterarse de la tragedia que había marcado la vida de su sobrina, decidió adoptarla y llevarla a su país natal. La idea de comenzar de nuevo, lejos del dolor y la tragedia, fue un consuelo para Astrid, aunque no tenía idea de lo que le esperaba.


Una Nueva Vida en Argentina
En Argentina, la vida de Astrid dio un giro radical. Se mudó a una casa de Buenos Aires rodeada de edificios. 

Román la inscribió en una escuela publica, donde pronto comenzó a adaptarse al nuevo entorno. Sin embargo, Astrid, que siempre había sido una niña introvertida y reservada, comenzó a notar diferencias culturales. Aunque su conocimiento del español era bastante bueno, la adaptación no fue fácil. Los compañeros de clase eran muy distintos a los de California, y Astrid se sentía como una extraña en medio de su propio país.



A los 12 años, Astrid comenzó a entender que su tío no era quien parecía. En las noches, a menudo lo escuchaba hablar por teléfono con personas desconocidas. La forma en que hablaba, sus gestos, y la discreción con la que manejaba ciertas situaciones comenzaron a despertar sospechas en ella. Un día, mientras limpiaba la casa, vio a Román sacar dinero de una caja oculta. 

Aunque nunca le preguntó directamente, algo en su interior le decía que su tío no llevaba una vida tan tranquila como él intentaba mostrar.


El Descubrimiento del Crimen

A los 14 años, Astrid descubrió la verdad. Su tío estaba involucrado en una banda delictiva que operaba en las sombras, robando y extorsionando.



Los primeros indicios llegaron cuando vio a Román salir de casa, tarde en la noche, con una maleta llena de dinero. Al principio pensó que era algún negocio legítimo, pero cuando se enteró de que su tío había estado involucrado en un robo a una joyería, comenzó a entender la naturaleza de su vida.


Astrid, quien siempre había tenido una mente aguda, comenzó a observar a su alrededor con más atención. Descubrió que su tío robaba a pequeños empresarios y traficaba con productos ilegales. Sin embargo, a pesar de saber la verdad, Román nunca le habló directamente de su trabajo. Astrid comenzó a sentir una mezcla de atracción y repulsión por lo que hacía su tío, pero también vio una oportunidad: si podía aprender sus métodos, podría evitar caer en el abismo de la soledad que tanto temía.


El Inicio en el Crimen

A los 15 años, Astrid comenzó a involucrarse en pequeñas estafas. Usaba su conocimiento del inglés y su apariencia extranjera para engañar a los comerciantes locales, haciéndoles creer que era una turista perdida. Robaba carteras en el centro de Buenos Aires, y poco a poco comenzó a ganar confianza en su habilidad para manipular a los demás. Los pequeños delitos le proporcionaban una sensación de control que no había experimentado en su vida antes.



Su vida cambió por completo cuando, a los 17 años, su tío se enteró de su creciente interés en el mundo del crimen. Román, al ver el potencial en su sobrina, decidió iniciarla en la banda a la que él pertenecía. Astrid empezó a participar en atracos y robos más elaborados, con la guía de su tío. Durante meses, ella y su banda ejecutaron golpes a negocios locales, siempre de manera precisa y eficiente. Pero la vida de Astrid estaba a punto de dar otro giro inesperado.

La Muerte de Román y la Decisión de Astrid

En un robo fallido a un banco, Román perdió la vida a manos de la policía. El hecho ocurrió de manera repentina, cuando todo parecía estar bajo control. Astrid se encontraba en el lugar, pero logró escapar, mientras observaba cómo el cuerpo de su tío caía sin vida. La muerte de Román dejó un vacío en su corazón, pero también la empujó a tomar decisiones que cambiarían su vida.
 

 Un intimo amigo de su tío al ver que Astrid había sobrevivido y que su inteligencia era un activo valioso, intentó aprovecharse de ella. Sin embargo, Astrid no estaba dispuesta a obedecer las ordenes de un completo extraño así que decidió escapar.


El Encuentro con Nehuen
Astrid cruzó camino con un joven que robaba una tienda cerca de un callejón oscuro, resulto llamarse nehuen y este se dio cuenta de que alguien lo seguía. Decidió confrontar a Astrid, quien, a pesar del miedo, decidió ser honesta.

 Le confesó que había crecido en el crimen, pero que buscaba algo más, una oportunidad para empezar de nuevo. Nehuen, al ver en ella una mente aguda y una gran capacidad de adaptación, decidió darle una oportunidad. Le propuso unirse a su banda, que operaba en el mismo mundo de la delincuencia, pero con un código de lealtad mucho más fuerte y una estructura más sólida.


Este encuentro, ocurrido en el mismo día en que Astrid cumplía 18 años, marcó un antes y un después en su vida. A partir de ahí, Astrid y Nehuen comenzaron a formar una alianza. Astrid encontró en él un aliado, pero también alguien que, a diferencia de los demás, parecía entender sus dudas y su necesidad de pertenecer a algo más grande.

Un Nuevo Comienzo: El Gran Atraco

La banda de Nehuen y Astrid comenzó a realizar robos de alto perfil. Uno de los más grandes fue un atraco a una joyería de lujo en el centro de Buenos Aires.

La planificación fue meticulosa, y Astrid jugó un papel clave en la estrategia. Con su inteligencia y habilidad para leer las situaciones, ella fue la encargada de neutralizar a los guardias y asegurar la entrada.


El golpe fue exitoso, y el botín fue impresionante. Sin embargo, Astrid y Nehuen sabían que con cada robo, el riesgo aumentaba. Aun así, la adrenalina de trabajar juntos, de ser una dupla letal, los unió más que nunca.

Astrid, por fin, había encontrado su lugar en el mundo. Pero la pregunta seguía rondando su mente: ¿hasta cuándo podrían seguir siendo invisibles para la policía y las bandas rivales? Solo el tiempo lo diría.



Continuara...

[Lyckt]

Bastante buena la historia, cuenta bastante de la vida de tú PJ etc 

[Angelita.]

La ficha tiene buen potencial, pero necesita algunos ajustes. La transición entre su infancia traumática y sus habilidades delictivas es muy rápida y requiere más desarrollo. Además, las imágenes distraen un poco del contenido, y hay algunos detalles que necesitan ser pulidos en la redacción.

Te animo a revisar estos puntos y a volver a intentarlo. No obtendrás el PDR+

Micsi