24-04-2025, 03:43 PM
(Última modificación: 24-04-2025, 03:59 PM por ChinoLonardi.)
Edad: 27
Nacionalidad:Ruso
Fecha de nacimiento: 26/04/1998
Lugar de nacimiento: Norilsk
Padres: Anastasia Trhysvai's y Zya's Kies'tev
Hermano: Trylei's Kies'tev
Residencia Actual: Los Santos.
Infancia en Hielo: El Origen de Scxezx’e_Kies’tev
Nació en un bloque de hormigón agrietado, en los márgenes de Norilsk, donde la nieve no se derrite ni en verano y el humo de las fábricas pinta el cielo de gris amargo. Su madre murió de frío antes de que él aprendiera a decir “mamá”. Su padre estaba preso, o muerto, o tal vez simplemente nunca existió. Nadie lo sabía. Nadie lo preguntaba.
Scxezx’e_Kies’tev, o simplemente Kies, era un nombre que sonaba como el crujir del hielo bajo las botas de los soldados. A los seis años ya fumaba cigarrillos robados y tenía una navaja oxidada que decía más que cualquier palabra. A los ocho, dirigía una pandilla de chicos de la calle: Los Lobos del Viento Negro. No eran muchos, pero eran salvajes. Sobrevivían vendiendo chatarra soviética, saboteando torres eléctricas, y haciendo tratos con contrabandistas que llegaban en trenes congelados desde el este.
Kies no hablaba mucho, pero cuando lo hacía, todos escuchaban. Tenía una forma de mirar que cortaba como el viento de la taiga. Tenía un código, algo raro en esa vida: nunca traicionar, nunca delatar, nunca rendirse. Por eso lo respetaban. Por eso lo temían.
Una noche, durante la Tormenta de Hielo del ’38, un convoy militar desapareció cerca del viejo búnker nuclear. Nadie lo encontró jamás. Solo apareció un graffiti en una de las paredes externas: el nombre de Scxezx’e_Kies’tev, tallado a fuego en una placa de acero. Desde entonces, las leyendas crecieron. Algunos decían que había hecho un pacto con los espíritus del bosque helado. Otros, que llevaba en el pecho un corazón mecánico traído desde Chernóbil.
Pero lo cierto era esto: el chico no tenía nada, y por eso no tenía miedo a perderlo todo.
Y eso, en Rusia, te convierte en un dios o en un monstruo.
A los doce años, ya tenía enemigos en Moscú. A los trece, su nombre circulaba en los informes de inteligencia como una amenaza emergente. A los catorce… desapareció.
Pero en las estaciones del metro profundo, en las paredes de los gulags abandonados, y en los techos congelados de las fábricas, sigue apareciendo su marca.
Dicen que es una advertencia.
Dicen que algún día volverá.
Y que cuando lo haga, las estrellas caerán con él.
La Adolescencia de Scxezx’e_Kies’tev: Sangre y Hielo
A los quince años, Kies ya era una sombra en las calles de Norilsk. Había pasado de ser el líder de los Lobos del Viento Negro a convertirse en un espectro del que ni los mafiosos temían hablar en voz alta. La ciudad, corroída por el frío y la corrupción, ya no era suficiente para él. Sabía que tenía que salir, buscar algo más allá del horizonte helado, más allá de las fronteras de la Tundra Roja, ese territorio controlado por el crimen organizado y las facciones militares.
Una noche, tras una pelea con un líder de los Hermanos de la Nieve, Kies fue traicionado por uno de los suyos. En un pasaje subterráneo, entre vapores de gasolina y ecos de disparos perdidos, su mejor amigo, Mikhail, lo dejó atrás, envenenado por las promesas de poder y dinero de los Korsika, una de las familias mafiosas más poderosas del este.
Kies sobrevivió, claro. Tenía una forma peculiar de hacer que las balas le respetaran. Cuando despertó en un refugio improvisado, con el cuerpo cubierto de sangre y las costillas rotas, el odio burbujeaba dentro de él. Mikhail se había ido, y con él, su confianza en los demás. Ya no había amigos ni aliados: solo enemigos y presas.
Lo primero que hizo fue buscar al viejísimo Zaharov, un ex-militar que vivía en los márgenes de la ciudad, conocido por ser el último en la región en hablar con los Ushkanti, los espíritus guerreros del norte. Zaharov, quien había servido en las últimas grandes guerras de Rusia, le ofreció un trato: si quería sobrevivir en ese mundo, debía entrenarse en el arte del noreste oscuro, una mezcla de combate cuerpo a cuerpo, sabotaje y manipulación de las máquinas rotas del viejo sistema. Y así lo hizo. Durante meses, Kies entrenó en las montañas nevadas, entre los ecos de los lobos salvajes y las sombras de los árboles petrificados. Allí, no solo dominó las artes de la guerra, sino que también aprendió a manipular su propio dolor, a convertir la rabia en frío cálculo.
Con dieciséis años, Kies ya no era solo un pandillero. Era un lobo solitario con una reputación que pesaba como una tormenta de nieve. En la gran ciudad de Ekaterimburgo, había comenzado a robar cargamentos de armas avanzadas. El objetivo era claro: destruir a los Korsika. Su vendetta estaba marcada en cada uno de sus movimientos. En cada golpe de su puño helado, en cada silbido del viento cuando se colaba entre las grietas de los edificios rotos, Kies sentía que el destino lo empujaba hacia algo aún más grande.
En las profundidades de las fábricas, bajo las ruinas de la Plaza Volcánica, Kies se enfrentó a su mayor desafío hasta el momento: el General Grekov, un antiguo comandante de la Federación Rusa reconvertido en líder de los Korsika. La batalla fue épica. Mientras los dos luchaban cuerpo a cuerpo, el suelo temblaba bajo el peso de sus golpes. Kies, con su estilo implacable y su reflejo afilado, logró desarmar a Grekov y dejarlo tirado en el hielo. En ese momento, mirando a los ojos de su enemigo derrotado, Kies entendió algo: su guerra ya no era solo contra las pandillas ni contra los viejos poderes. Era una guerra interna, una lucha por encontrar quién era realmente en un mundo que lo había marcado con cicatrices de hielo.
Al día siguiente, en una fría madrugada de enero, Kies salió del metro con una pistola en la mano y el rostro cubierto por la nieve. Su nombre resonaba entre las paredes de Ekaterimburgo, y la gente comenzaba a hablar de él de nuevo: Scxezx’e_Kies’tev, el chico que nació en las ruinas y que destrozó los imperios con una sola mano.
Pero en su interior, algo más se cocinaba. Sabía que no podía seguir solo en la oscuridad. Algo grande lo esperaba, algo mucho más allá de las pandillas y los mafiosos. Una guerra de verdad, una que podría cambiar el curso de la historia de Rusia misma.
Y, aunque nadie lo dijera en voz alta, todos sabían que cuando Kies finalmente decidiera tomar su lugar, ya no sería solo un hombre, sino el comienzo de una nueva era.
Una era donde el frío ya no se sentiría tan cruel.
La Adultez de Scxezx’e_Kies’tev: La Forja del Hielo
A los veinte años, Scxezx’e_Kies’tev había dejado atrás las ruinas de Norilsk y las calles congeladas de Ekaterimburgo. Se convirtió en una figura legendaria, un nombre que se susurraba en los bares clandestinos de Moscú y St. Petersburgo, un líder que ya no solo buscaba venganza, sino un lugar en la historia. La guerra contra los Korsika había sido solo el principio. El joven Kies, ahora un hombre de hielo y fuego, se alzaba como el nuevo poder detrás de las sombras.
Pero las cicatrices de su pasado, la ausencia de Anastasia Trhysvai's y Zya's Kies'tev, nunca lo dejaron tranquilo. Aunque ambos padres habían muerto o desaparecido en circunstancias sombrías, sus recuerdos, sus legados, seguían grabados a fuego en su mente.
Anastasia, su madre, había sido una guerrillera, pero no una guerrillera común. Pocos conocían su verdadera identidad, su lucha contra el régimen soviético antes de la disolución del bloque. Anastasia Trhysvai's había sido una líder revolucionaria, conocida entre los suyos como "La Dama de Hielo". Se decía que había encabezado una rebelión que casi destruye las fábricas de uranio en Siberia. A través de ella, Kies heredó la determinación y el deseo de destruir los imperios corruptos que gobernaban su tierra. Su madre nunca dudó en enfrentarse al sistema, incluso cuando estaba sola en las montañas. Anastasia nunca le contó todo a Kies, pero le dejó una marca indeleble en el alma: no confiar en nadie, ni en los poderosos ni en los débiles, solo en uno mismo.
Por otro lado, Zya's Kies'tev, su padre, era un hombre envuelto en misterio. Un hombre que abandonó su vida militar, sus cargos y su nombre para convertirse en un renegado. Algunos decían que Zya's fue parte de un grupo de científicos caídos en desgracia que trabajaban en experimentos clandestinos de biotecnología. Se rumoreaba que Zya's había sido el creador de un implante cerebral capaz de fusionar el cuerpo humano con máquinas de guerra, una tecnología que podría haber cambiado el curso de la humanidad. Su padre había desaparecido en los pasadizos de los laboratorios militares del Kremlin, pero antes de eso, le dejó a Kies algo mucho más valioso que cualquier arma: una habilidad rara para comprender la tecnología rota del mundo, esa capacidad para manipular lo que los demás no podían entender.
Ahora, Scxezx’e_Kies’tev estaba listo para asumir su legado. A los veinte años, era un líder que no temía al vacío, ni a las facciones que se le oponían. Había forjado una nueva banda, los Hijos del Fénix, un grupo imparable de renegados y exmilitares, todos unidos bajo la bandera de la liberación y la anarquía controlada. El país entero temblaba con el simple rumor de su presencia.
Pero el viento traía consigo una amenaza aún mayor. Los Círculos de Hierro, una facción secreta que había estado operando en las sombras durante décadas, había empezado a moverse. Fueron los verdaderos artífices de la guerra fría en Rusia, manipulando gobiernos, mafias y conspiraciones desde las entrañas de los viejos estados soviéticos. Lo que pocos sabían era que Anastasia y Zya's habían sido parte de esos círculos, pero con un propósito mucho más alto: destruir el sistema desde adentro. Kies tenía fragmentos de esos recuerdos en su mente, recuerdos de su madre hablándole en sus sueños y de su padre susurrando códigos que nunca entendió.
Ahora, los Círculos de Hierro querían lo que él tenía: la última pieza del rompecabezas, la llave que podría abrir un futuro de caos o de control absoluto. La clave era el implante cerebral que Zya's Kies'tev había diseñado antes de desaparecer. Scxezx’e_Kies’tev sabía que debía encontrarlo, antes de que ellos lo hicieran.
En una fría mañana de noviembre, Kies y su banda llegaron a Moscú, donde las calles estaban congeladas por el miedo y la desconfianza. La ciudad ya no era la misma. Los Círculos de Hierro tenían influencia en cada esquina, en cada edificio, y Scxezx’e_Kies’tev tenía que decidir si seguir el camino de su madre, luchando por la libertad, o el de su padre, que, al final, había sido un hombre que optó por la supervivencia a toda costa.
La batalla final se libró en las catacumbas subterráneas de Moscú, entre las ruinas de lo que alguna vez fue el corazón de la vieja KGB. Allí, en las profundidades, Scxezx’e_Kies’tev se enfrentó a los Círculos de Hierro en una confrontación que desbordó todo lo que había conocido. La lucha no solo era física, sino también mental, pues los Círculos intentaron manipular su mente usando tecnología avanzada, tratando de borrar su conciencia y convertirlo en una marioneta.
Pero Kies resistió, activando el implante de su padre y desatando una oleada de energía que destruyó los sistemas de control del enemigo. En ese momento, las ruinas de Moscú parecieron volver a la vida. Scxezx’e_Kies’tev había ganado, pero no sin pagar un precio.
Con los Círculos derrotados y los secretos de su madre y padre finalmente revelados, Kies entendió algo: el poder no era la clave. La libertad era lo que realmente buscaba, y lo había logrado a su manera. Ahora, su nombre no era solo un eco en las ruinas, sino el símbolo de una nueva era. Una era en la que los cimientos de la vieja Rusia finalmente cayeron, y los hombres y mujeres del pueblo podrían construir algo nuevo. Algo sin el peso de los Círculos de Hierro, sin el control de los imperios.
Scxezx’e_Kies’tev se convirtió en un mito, y los ecos de su nombre resonaron en cada rincón de la tierra. Pero él, el hombre de hielo y fuego, se desvaneció en las sombras, como siempre lo había hecho. Porque al final, el destino nunca se cumple por completo, solo se moldea por las decisiones de aquellos que se atreven a luchar.
Estos Son los objetivos de Scxezx’e_Kies’tev antes de dejar este mundo.
1. Destruir los Círculos de Hierro
Objetivo:
El primer y más urgente objetivo de Scxezx’e_Kies’tev es acabar con los Círculos de Hierro, la facción secreta que ha manipulado los destinos de Rusia y del mundo desde las sombras. Los Círculos son una organización global con raíces profundas en el sistema soviético y el espionaje, cuyos miembros controlan gobiernos, empresas y mafias. Para Kies, eliminar a los Círculos no es solo una cuestión de venganza personal, sino una lucha por romper las cadenas que mantienen a la humanidad bajo el yugo de poderosos titanes que han dictado su destino desde las sombras.
Motivación:
La conexión de sus padres con los Círculos de Hierro y el deseo de vengar la muerte de su madre, Anastasia, y la desaparición de su padre, Zya's, lo han empujado a tomar este objetivo como su misión principal. Al destruir a los Círculos, no solo busca acabar con un mal mundial, sino también reclamar su legado y dar fin al ciclo de opresión.
2. Desvelar la Verdad del Legado de sus Padres
Objetivo:
Aunque ha descubierto fragmentos de la historia de su madre y su padre, Scxezx’e_Kies’tev siente que aún le falta algo fundamental: la verdad completa sobre sus padres. Quiere entender qué hicieron exactamente y por qué ambos se alejaron de los caminos tradicionales, si fueron héroes o traidores, y qué tipo de sacrificios hicieron en su lucha contra el sistema. Este objetivo lo impulsa a buscar archivos secretos, testimonios y pistas sobre el pasado de Anastasia y Zya's, con la esperanza de encontrar respuestas que lo ayuden a comprender su propio propósito.
Motivación:
Para Kies, conocer la verdad sobre sus padres no es solo una cuestión de curiosidad personal. Necesita comprender cómo su legado y las decisiones de sus padres lo han formado y cómo puede utilizar esa información para tomar el control de su futuro. Además, es una forma de sanar las heridas que su madre y su padre le dejaron al partir de manera tan traumática.
3. Forjar un Nuevo Orden: La Revolución del Fénix
Objetivo:
Scxezx’e_Kies’tev busca crear una nueva orden mundial, una que se base en la libertad absoluta, la eliminación de las élites opresoras y el fin del control totalitario que ha dominado su país por generaciones. Inspirado por la filosofía de los Hijos del Fénix, su banda, Kies quiere desencadenar una revolución global, comenzando por Rusia, que derroque las estructuras de poder tradicionales (el gobierno, las mafias, las corporaciones), para crear un sistema basado en la autonomía individual y la anarquía controlada.
Motivación:
La anarquía no es solo una forma de caos para Kies, sino una oportunidad para reiniciar el mundo. Lo que desea no es simplemente destruir lo viejo, sino construir un nuevo sistema de equilibrio donde cada persona pueda tomar el control de su destino sin las sombras del autoritarismo. Para él, esta es la única manera de lograr una libertad real.
4. Vengarse de los Traidores: El Caso Mikhail
Objetivo:
Uno de los objetivos más personales y emocionales de Kies es vengarse de Mikhail, su antiguo amigo y compañero de la banda Lobos del Viento Negro, quien lo traicionó en su juventud. Mikhail fue quien lo dejó a morir en las profundidades del subterráneo, vendiéndose a los Korsika a cambio de poder y riqueza. Aunque Kies ha avanzado mucho desde esa traición, el deseo de vengar la humillación y el dolor nunca lo ha abandonado. Mikhail representa todo lo que Kies desprecia: la cobardía, la traición y la debilidad humana.
Motivación:
Para Scxezx’e_Kies’tev, la venganza contra Mikhail no es solo una cuestión de justicia personal. Es una forma de demostrarle a todo el mundo que la lealtad tiene un precio, y que quienes lo traicionan, incluso en las sombras, tendrán que pagar por sus actos. Esta venganza se convierte en un recordatorio de la frialdad y el control que debe mantener sobre sus emociones, ya que cada traición alimenta su deseo de poder.
5. Conquistar el Control de las Tierras Siberianas: El Imperio de la Nieve
Objetivo:
Scxezx’e_Kies’tev tiene en mente un objetivo estratégico: conquistar las tierras heladas de Siberia, donde su influencia es más fuerte, y establecer su propio dominio. La Tundra Roja, la cuenca de los Urales, las ruinas de los antiguos campos de concentración... son territorios clave en su visión. Kies sabe que controlando estos vastos recursos, será capaz de atraer a más seguidores y ganar acceso a recursos estratégicos (armas, tecnología, aliados). A largo plazo, su objetivo es usar Siberia como su base de operaciones para expandir su dominio y tener un control absoluto sobre el norte de Rusia.
Motivación:
El control sobre Siberia representa para Kies una autonomía total, una forma de independencia que le permitirá desafiar a las fuerzas que aún controlan las grandes ciudades rusas. También simboliza su conexión con el lugar donde nació, donde creció, y donde siente que, de alguna manera, su destino debe cumplirse.
6. Superar la Dualidad de su Propio Ser: El Hombre de Hielo y Fuego
Objetivo:
Uno de los objetivos internos de Scxezx’e_Kies’tev es finalmente reconciliar su naturaleza contradictoria. Es un hombre de hielo, frío y calculador, pero también de fuego, lleno de pasión, rabia y deseo de poder. La lucha constante entre estas dos fuerzas dentro de él lo ha llevado a tomar decisiones que han marcado su vida, y si bien esas contradicciones le han dado poder, también lo han hecho vulnerable. Su objetivo es encontrar un equilibrio donde pueda usar su fuego para iluminar su camino, sin quemarse a sí mismo ni a los demás.
Motivación:
Para Kies, encontrar esa paz interna no es solo una cuestión filosófica. Es una necesidad estratégica. No puede permitirse perder el control, ni convertirse en una víctima de su propia ira o frialdad. El equilibrio es la clave para mantener su poder intacto y garantizar que no termine consumido por su propio caos interno.
7. Encontrar un Propósito Más Grande: La Búsqueda de la Redención
Objetivo:
Aunque Scxezx’e_Kies’tev no lo admite abiertamente, hay un objetivo que se esconde en lo más profundo de su ser: encontrar un propósito mayor que la venganza y la lucha. Después de años de batallar contra el sistema, las mafias y el mundo, tiene la sensación de que no todo se reduce a destruir y conquistar. A veces, en los momentos de soledad, se pregunta si hay algo más allá de la violencia, algo que le brinde verdadero sentido a su existencia.
Motivación:
Esta es la parte más humana de Kies, que lo impulsa a mirar más allá del poder. La redención es un concepto que lo atrae, aunque aún no sabe cómo alcanzarlo. Su deseo de cambiar el mundo puede ser en parte una búsqueda de absolución por los pecados cometidos a lo largo de su vida.
8. Convertirse en una Leyenda Inmortal
Objetivo:
Finalmente, Scxezx’e_Kies’tev desea dejar un legado eterno, algo que trascienda su vida y que lo convierta en una figura mítica. Quiere ser recordado no solo como un líder o un guerrero, sino como un símbolo de lucha, revolución y poder. Su meta es ser el hombre que desafió a los dioses del sistema y dejó una marca indeleble en la historia de Rusia y del mundo. Para Kies, la inmortalidad no está en el cuerpo, sino en la leyenda que deja atrás.
Motivación:
El deseo de trascendencia y ser recordado lo impulsa a seguir adelante, a no rendirse
Nacionalidad:Ruso
Fecha de nacimiento: 26/04/1998
Lugar de nacimiento: Norilsk
Padres: Anastasia Trhysvai's y Zya's Kies'tev
Hermano: Trylei's Kies'tev
Residencia Actual: Los Santos.
Infancia en Hielo: El Origen de Scxezx’e_Kies’tev
Nació en un bloque de hormigón agrietado, en los márgenes de Norilsk, donde la nieve no se derrite ni en verano y el humo de las fábricas pinta el cielo de gris amargo. Su madre murió de frío antes de que él aprendiera a decir “mamá”. Su padre estaba preso, o muerto, o tal vez simplemente nunca existió. Nadie lo sabía. Nadie lo preguntaba.
Scxezx’e_Kies’tev, o simplemente Kies, era un nombre que sonaba como el crujir del hielo bajo las botas de los soldados. A los seis años ya fumaba cigarrillos robados y tenía una navaja oxidada que decía más que cualquier palabra. A los ocho, dirigía una pandilla de chicos de la calle: Los Lobos del Viento Negro. No eran muchos, pero eran salvajes. Sobrevivían vendiendo chatarra soviética, saboteando torres eléctricas, y haciendo tratos con contrabandistas que llegaban en trenes congelados desde el este.
Kies no hablaba mucho, pero cuando lo hacía, todos escuchaban. Tenía una forma de mirar que cortaba como el viento de la taiga. Tenía un código, algo raro en esa vida: nunca traicionar, nunca delatar, nunca rendirse. Por eso lo respetaban. Por eso lo temían.
Una noche, durante la Tormenta de Hielo del ’38, un convoy militar desapareció cerca del viejo búnker nuclear. Nadie lo encontró jamás. Solo apareció un graffiti en una de las paredes externas: el nombre de Scxezx’e_Kies’tev, tallado a fuego en una placa de acero. Desde entonces, las leyendas crecieron. Algunos decían que había hecho un pacto con los espíritus del bosque helado. Otros, que llevaba en el pecho un corazón mecánico traído desde Chernóbil.
Pero lo cierto era esto: el chico no tenía nada, y por eso no tenía miedo a perderlo todo.
Y eso, en Rusia, te convierte en un dios o en un monstruo.
A los doce años, ya tenía enemigos en Moscú. A los trece, su nombre circulaba en los informes de inteligencia como una amenaza emergente. A los catorce… desapareció.
Pero en las estaciones del metro profundo, en las paredes de los gulags abandonados, y en los techos congelados de las fábricas, sigue apareciendo su marca.
Dicen que es una advertencia.
Dicen que algún día volverá.
Y que cuando lo haga, las estrellas caerán con él.
La Adolescencia de Scxezx’e_Kies’tev: Sangre y Hielo
A los quince años, Kies ya era una sombra en las calles de Norilsk. Había pasado de ser el líder de los Lobos del Viento Negro a convertirse en un espectro del que ni los mafiosos temían hablar en voz alta. La ciudad, corroída por el frío y la corrupción, ya no era suficiente para él. Sabía que tenía que salir, buscar algo más allá del horizonte helado, más allá de las fronteras de la Tundra Roja, ese territorio controlado por el crimen organizado y las facciones militares.
Una noche, tras una pelea con un líder de los Hermanos de la Nieve, Kies fue traicionado por uno de los suyos. En un pasaje subterráneo, entre vapores de gasolina y ecos de disparos perdidos, su mejor amigo, Mikhail, lo dejó atrás, envenenado por las promesas de poder y dinero de los Korsika, una de las familias mafiosas más poderosas del este.
Kies sobrevivió, claro. Tenía una forma peculiar de hacer que las balas le respetaran. Cuando despertó en un refugio improvisado, con el cuerpo cubierto de sangre y las costillas rotas, el odio burbujeaba dentro de él. Mikhail se había ido, y con él, su confianza en los demás. Ya no había amigos ni aliados: solo enemigos y presas.
Lo primero que hizo fue buscar al viejísimo Zaharov, un ex-militar que vivía en los márgenes de la ciudad, conocido por ser el último en la región en hablar con los Ushkanti, los espíritus guerreros del norte. Zaharov, quien había servido en las últimas grandes guerras de Rusia, le ofreció un trato: si quería sobrevivir en ese mundo, debía entrenarse en el arte del noreste oscuro, una mezcla de combate cuerpo a cuerpo, sabotaje y manipulación de las máquinas rotas del viejo sistema. Y así lo hizo. Durante meses, Kies entrenó en las montañas nevadas, entre los ecos de los lobos salvajes y las sombras de los árboles petrificados. Allí, no solo dominó las artes de la guerra, sino que también aprendió a manipular su propio dolor, a convertir la rabia en frío cálculo.
Con dieciséis años, Kies ya no era solo un pandillero. Era un lobo solitario con una reputación que pesaba como una tormenta de nieve. En la gran ciudad de Ekaterimburgo, había comenzado a robar cargamentos de armas avanzadas. El objetivo era claro: destruir a los Korsika. Su vendetta estaba marcada en cada uno de sus movimientos. En cada golpe de su puño helado, en cada silbido del viento cuando se colaba entre las grietas de los edificios rotos, Kies sentía que el destino lo empujaba hacia algo aún más grande.
En las profundidades de las fábricas, bajo las ruinas de la Plaza Volcánica, Kies se enfrentó a su mayor desafío hasta el momento: el General Grekov, un antiguo comandante de la Federación Rusa reconvertido en líder de los Korsika. La batalla fue épica. Mientras los dos luchaban cuerpo a cuerpo, el suelo temblaba bajo el peso de sus golpes. Kies, con su estilo implacable y su reflejo afilado, logró desarmar a Grekov y dejarlo tirado en el hielo. En ese momento, mirando a los ojos de su enemigo derrotado, Kies entendió algo: su guerra ya no era solo contra las pandillas ni contra los viejos poderes. Era una guerra interna, una lucha por encontrar quién era realmente en un mundo que lo había marcado con cicatrices de hielo.
Al día siguiente, en una fría madrugada de enero, Kies salió del metro con una pistola en la mano y el rostro cubierto por la nieve. Su nombre resonaba entre las paredes de Ekaterimburgo, y la gente comenzaba a hablar de él de nuevo: Scxezx’e_Kies’tev, el chico que nació en las ruinas y que destrozó los imperios con una sola mano.
Pero en su interior, algo más se cocinaba. Sabía que no podía seguir solo en la oscuridad. Algo grande lo esperaba, algo mucho más allá de las pandillas y los mafiosos. Una guerra de verdad, una que podría cambiar el curso de la historia de Rusia misma.
Y, aunque nadie lo dijera en voz alta, todos sabían que cuando Kies finalmente decidiera tomar su lugar, ya no sería solo un hombre, sino el comienzo de una nueva era.
Una era donde el frío ya no se sentiría tan cruel.
La Adultez de Scxezx’e_Kies’tev: La Forja del Hielo
A los veinte años, Scxezx’e_Kies’tev había dejado atrás las ruinas de Norilsk y las calles congeladas de Ekaterimburgo. Se convirtió en una figura legendaria, un nombre que se susurraba en los bares clandestinos de Moscú y St. Petersburgo, un líder que ya no solo buscaba venganza, sino un lugar en la historia. La guerra contra los Korsika había sido solo el principio. El joven Kies, ahora un hombre de hielo y fuego, se alzaba como el nuevo poder detrás de las sombras.
Pero las cicatrices de su pasado, la ausencia de Anastasia Trhysvai's y Zya's Kies'tev, nunca lo dejaron tranquilo. Aunque ambos padres habían muerto o desaparecido en circunstancias sombrías, sus recuerdos, sus legados, seguían grabados a fuego en su mente.
Anastasia, su madre, había sido una guerrillera, pero no una guerrillera común. Pocos conocían su verdadera identidad, su lucha contra el régimen soviético antes de la disolución del bloque. Anastasia Trhysvai's había sido una líder revolucionaria, conocida entre los suyos como "La Dama de Hielo". Se decía que había encabezado una rebelión que casi destruye las fábricas de uranio en Siberia. A través de ella, Kies heredó la determinación y el deseo de destruir los imperios corruptos que gobernaban su tierra. Su madre nunca dudó en enfrentarse al sistema, incluso cuando estaba sola en las montañas. Anastasia nunca le contó todo a Kies, pero le dejó una marca indeleble en el alma: no confiar en nadie, ni en los poderosos ni en los débiles, solo en uno mismo.
Por otro lado, Zya's Kies'tev, su padre, era un hombre envuelto en misterio. Un hombre que abandonó su vida militar, sus cargos y su nombre para convertirse en un renegado. Algunos decían que Zya's fue parte de un grupo de científicos caídos en desgracia que trabajaban en experimentos clandestinos de biotecnología. Se rumoreaba que Zya's había sido el creador de un implante cerebral capaz de fusionar el cuerpo humano con máquinas de guerra, una tecnología que podría haber cambiado el curso de la humanidad. Su padre había desaparecido en los pasadizos de los laboratorios militares del Kremlin, pero antes de eso, le dejó a Kies algo mucho más valioso que cualquier arma: una habilidad rara para comprender la tecnología rota del mundo, esa capacidad para manipular lo que los demás no podían entender.
Ahora, Scxezx’e_Kies’tev estaba listo para asumir su legado. A los veinte años, era un líder que no temía al vacío, ni a las facciones que se le oponían. Había forjado una nueva banda, los Hijos del Fénix, un grupo imparable de renegados y exmilitares, todos unidos bajo la bandera de la liberación y la anarquía controlada. El país entero temblaba con el simple rumor de su presencia.
Pero el viento traía consigo una amenaza aún mayor. Los Círculos de Hierro, una facción secreta que había estado operando en las sombras durante décadas, había empezado a moverse. Fueron los verdaderos artífices de la guerra fría en Rusia, manipulando gobiernos, mafias y conspiraciones desde las entrañas de los viejos estados soviéticos. Lo que pocos sabían era que Anastasia y Zya's habían sido parte de esos círculos, pero con un propósito mucho más alto: destruir el sistema desde adentro. Kies tenía fragmentos de esos recuerdos en su mente, recuerdos de su madre hablándole en sus sueños y de su padre susurrando códigos que nunca entendió.
Ahora, los Círculos de Hierro querían lo que él tenía: la última pieza del rompecabezas, la llave que podría abrir un futuro de caos o de control absoluto. La clave era el implante cerebral que Zya's Kies'tev había diseñado antes de desaparecer. Scxezx’e_Kies’tev sabía que debía encontrarlo, antes de que ellos lo hicieran.
En una fría mañana de noviembre, Kies y su banda llegaron a Moscú, donde las calles estaban congeladas por el miedo y la desconfianza. La ciudad ya no era la misma. Los Círculos de Hierro tenían influencia en cada esquina, en cada edificio, y Scxezx’e_Kies’tev tenía que decidir si seguir el camino de su madre, luchando por la libertad, o el de su padre, que, al final, había sido un hombre que optó por la supervivencia a toda costa.
La batalla final se libró en las catacumbas subterráneas de Moscú, entre las ruinas de lo que alguna vez fue el corazón de la vieja KGB. Allí, en las profundidades, Scxezx’e_Kies’tev se enfrentó a los Círculos de Hierro en una confrontación que desbordó todo lo que había conocido. La lucha no solo era física, sino también mental, pues los Círculos intentaron manipular su mente usando tecnología avanzada, tratando de borrar su conciencia y convertirlo en una marioneta.
Pero Kies resistió, activando el implante de su padre y desatando una oleada de energía que destruyó los sistemas de control del enemigo. En ese momento, las ruinas de Moscú parecieron volver a la vida. Scxezx’e_Kies’tev había ganado, pero no sin pagar un precio.
Con los Círculos derrotados y los secretos de su madre y padre finalmente revelados, Kies entendió algo: el poder no era la clave. La libertad era lo que realmente buscaba, y lo había logrado a su manera. Ahora, su nombre no era solo un eco en las ruinas, sino el símbolo de una nueva era. Una era en la que los cimientos de la vieja Rusia finalmente cayeron, y los hombres y mujeres del pueblo podrían construir algo nuevo. Algo sin el peso de los Círculos de Hierro, sin el control de los imperios.
Scxezx’e_Kies’tev se convirtió en un mito, y los ecos de su nombre resonaron en cada rincón de la tierra. Pero él, el hombre de hielo y fuego, se desvaneció en las sombras, como siempre lo había hecho. Porque al final, el destino nunca se cumple por completo, solo se moldea por las decisiones de aquellos que se atreven a luchar.
Estos Son los objetivos de Scxezx’e_Kies’tev antes de dejar este mundo.
1. Destruir los Círculos de Hierro
Objetivo:
El primer y más urgente objetivo de Scxezx’e_Kies’tev es acabar con los Círculos de Hierro, la facción secreta que ha manipulado los destinos de Rusia y del mundo desde las sombras. Los Círculos son una organización global con raíces profundas en el sistema soviético y el espionaje, cuyos miembros controlan gobiernos, empresas y mafias. Para Kies, eliminar a los Círculos no es solo una cuestión de venganza personal, sino una lucha por romper las cadenas que mantienen a la humanidad bajo el yugo de poderosos titanes que han dictado su destino desde las sombras.
Motivación:
La conexión de sus padres con los Círculos de Hierro y el deseo de vengar la muerte de su madre, Anastasia, y la desaparición de su padre, Zya's, lo han empujado a tomar este objetivo como su misión principal. Al destruir a los Círculos, no solo busca acabar con un mal mundial, sino también reclamar su legado y dar fin al ciclo de opresión.
2. Desvelar la Verdad del Legado de sus Padres
Objetivo:
Aunque ha descubierto fragmentos de la historia de su madre y su padre, Scxezx’e_Kies’tev siente que aún le falta algo fundamental: la verdad completa sobre sus padres. Quiere entender qué hicieron exactamente y por qué ambos se alejaron de los caminos tradicionales, si fueron héroes o traidores, y qué tipo de sacrificios hicieron en su lucha contra el sistema. Este objetivo lo impulsa a buscar archivos secretos, testimonios y pistas sobre el pasado de Anastasia y Zya's, con la esperanza de encontrar respuestas que lo ayuden a comprender su propio propósito.
Motivación:
Para Kies, conocer la verdad sobre sus padres no es solo una cuestión de curiosidad personal. Necesita comprender cómo su legado y las decisiones de sus padres lo han formado y cómo puede utilizar esa información para tomar el control de su futuro. Además, es una forma de sanar las heridas que su madre y su padre le dejaron al partir de manera tan traumática.
3. Forjar un Nuevo Orden: La Revolución del Fénix
Objetivo:
Scxezx’e_Kies’tev busca crear una nueva orden mundial, una que se base en la libertad absoluta, la eliminación de las élites opresoras y el fin del control totalitario que ha dominado su país por generaciones. Inspirado por la filosofía de los Hijos del Fénix, su banda, Kies quiere desencadenar una revolución global, comenzando por Rusia, que derroque las estructuras de poder tradicionales (el gobierno, las mafias, las corporaciones), para crear un sistema basado en la autonomía individual y la anarquía controlada.
Motivación:
La anarquía no es solo una forma de caos para Kies, sino una oportunidad para reiniciar el mundo. Lo que desea no es simplemente destruir lo viejo, sino construir un nuevo sistema de equilibrio donde cada persona pueda tomar el control de su destino sin las sombras del autoritarismo. Para él, esta es la única manera de lograr una libertad real.
4. Vengarse de los Traidores: El Caso Mikhail
Objetivo:
Uno de los objetivos más personales y emocionales de Kies es vengarse de Mikhail, su antiguo amigo y compañero de la banda Lobos del Viento Negro, quien lo traicionó en su juventud. Mikhail fue quien lo dejó a morir en las profundidades del subterráneo, vendiéndose a los Korsika a cambio de poder y riqueza. Aunque Kies ha avanzado mucho desde esa traición, el deseo de vengar la humillación y el dolor nunca lo ha abandonado. Mikhail representa todo lo que Kies desprecia: la cobardía, la traición y la debilidad humana.
Motivación:
Para Scxezx’e_Kies’tev, la venganza contra Mikhail no es solo una cuestión de justicia personal. Es una forma de demostrarle a todo el mundo que la lealtad tiene un precio, y que quienes lo traicionan, incluso en las sombras, tendrán que pagar por sus actos. Esta venganza se convierte en un recordatorio de la frialdad y el control que debe mantener sobre sus emociones, ya que cada traición alimenta su deseo de poder.
5. Conquistar el Control de las Tierras Siberianas: El Imperio de la Nieve
Objetivo:
Scxezx’e_Kies’tev tiene en mente un objetivo estratégico: conquistar las tierras heladas de Siberia, donde su influencia es más fuerte, y establecer su propio dominio. La Tundra Roja, la cuenca de los Urales, las ruinas de los antiguos campos de concentración... son territorios clave en su visión. Kies sabe que controlando estos vastos recursos, será capaz de atraer a más seguidores y ganar acceso a recursos estratégicos (armas, tecnología, aliados). A largo plazo, su objetivo es usar Siberia como su base de operaciones para expandir su dominio y tener un control absoluto sobre el norte de Rusia.
Motivación:
El control sobre Siberia representa para Kies una autonomía total, una forma de independencia que le permitirá desafiar a las fuerzas que aún controlan las grandes ciudades rusas. También simboliza su conexión con el lugar donde nació, donde creció, y donde siente que, de alguna manera, su destino debe cumplirse.
6. Superar la Dualidad de su Propio Ser: El Hombre de Hielo y Fuego
Objetivo:
Uno de los objetivos internos de Scxezx’e_Kies’tev es finalmente reconciliar su naturaleza contradictoria. Es un hombre de hielo, frío y calculador, pero también de fuego, lleno de pasión, rabia y deseo de poder. La lucha constante entre estas dos fuerzas dentro de él lo ha llevado a tomar decisiones que han marcado su vida, y si bien esas contradicciones le han dado poder, también lo han hecho vulnerable. Su objetivo es encontrar un equilibrio donde pueda usar su fuego para iluminar su camino, sin quemarse a sí mismo ni a los demás.
Motivación:
Para Kies, encontrar esa paz interna no es solo una cuestión filosófica. Es una necesidad estratégica. No puede permitirse perder el control, ni convertirse en una víctima de su propia ira o frialdad. El equilibrio es la clave para mantener su poder intacto y garantizar que no termine consumido por su propio caos interno.
7. Encontrar un Propósito Más Grande: La Búsqueda de la Redención
Objetivo:
Aunque Scxezx’e_Kies’tev no lo admite abiertamente, hay un objetivo que se esconde en lo más profundo de su ser: encontrar un propósito mayor que la venganza y la lucha. Después de años de batallar contra el sistema, las mafias y el mundo, tiene la sensación de que no todo se reduce a destruir y conquistar. A veces, en los momentos de soledad, se pregunta si hay algo más allá de la violencia, algo que le brinde verdadero sentido a su existencia.
Motivación:
Esta es la parte más humana de Kies, que lo impulsa a mirar más allá del poder. La redención es un concepto que lo atrae, aunque aún no sabe cómo alcanzarlo. Su deseo de cambiar el mundo puede ser en parte una búsqueda de absolución por los pecados cometidos a lo largo de su vida.
8. Convertirse en una Leyenda Inmortal
Objetivo:
Finalmente, Scxezx’e_Kies’tev desea dejar un legado eterno, algo que trascienda su vida y que lo convierta en una figura mítica. Quiere ser recordado no solo como un líder o un guerrero, sino como un símbolo de lucha, revolución y poder. Su meta es ser el hombre que desafió a los dioses del sistema y dejó una marca indeleble en la historia de Rusia y del mundo. Para Kies, la inmortalidad no está en el cuerpo, sino en la leyenda que deja atrás.
Motivación:
El deseo de trascendencia y ser recordado lo impulsa a seguir adelante, a no rendirse