Ayer, 11:28 AM
1 Datos Basicos:
Nombre completo: Larry Isaias Vidal Contreras
Alias.¨La cucaracha¨
Fecha de nacimiento: 1999 10 De Mayo
Lugar de nacimiento: Hospital vampiuren,quilpue
Nacionalidad: Chileno
1 Descripcion fisica:
Altura: 1,92
Peso: 79 kg
Complexion: Musculosa
Color de piel: Palida
Corte de pelo: Pelado por su trabajo
Ojos: Grises,achinados
Caracteristicas Fisicas: tatuaje de un leon en el pecho junto a un batman,el nombre de su familia en los brazos y una Cicatriz Notoria en la espalda
Larry Vidal: De lustrar zapatos a sicario multimillonario
Capítulo 1: Un niño en la plaza
Larry Vidal nació en un barrio pobre, en un rincón de la ciudad donde las paredes de los edificios crujían con el viento y las calles nunca conocían el sol. A los 7 años, cuando otros niños jugaban al fútbol o se metían en peleas de barrio, Larry ya había aprendido que la supervivencia no se trataba solo de defenderse, sino de ser invisible. De niño, pasaba las horas observando a los hombres que caminaban por la plaza, con sus trajes grises y zapatos de charol. Ellos eran la clase dominante, los que parecían no tener miedo a nada, los que dictaban las reglas. Y en su mente, Larry soñaba con algún día estar entre ellos.
Pero en su casa, la situación era otra. Su madre, siempre agotada, luchaba por mantener a la familia, y su padre... Larry no recordaba a su padre. Había desaparecido cuando él tenía 3 años, dejado a su madre sola con tres hijos más, en un vecindario donde las oportunidades parecían tan escasas como el dinero.
A los 9 años, Larry comenzó a lustrar zapatos en la plaza, observando a los mismos hombres que admiraba desde la distancia. Al principio, solo conseguía unas monedas, pero con el tiempo, descubrió que tenía algo que muchos de esos hombres no tenían: una mente aguda, capaz de leer a las personas en cuestión de segundos. Sus clientes, muchos de ellos viejos adinerados que se sentaban en bancos a descansar, nunca pensaron que el niño que les lustraba los zapatos estaba memorizando cada palabra, cada gesto. Larry aprendió, por ejemplo, que los hombres poderosos a menudo no eran tan poderosos como pretendían ser. Los veían como héroes, pero se daban cuenta de que tenían miedos, inseguridades, y pasados oscuros. Él los escuchaba y los observaba con una mezcla de curiosidad y fascinación, sabiendo que cada uno de esos detalles podría ser útil algún día.
Capítulo 2: La transformación
Cuando cumplió 16 años, Larry ya no era un niño inocente. Había dejado de ser el lustrador de zapatos de la plaza para convertirse en alguien mucho más oscuro. La vida lo había moldeado de una forma que le resultaba difícil de comprender, y menos aún de aceptar. La escuela no fue para él, nunca lo fue. Desde pequeño, su mente era más rápida que la de los demás, pero estaba rodeado de pobreza y falta de oportunidades. Así que comenzó a hacer pequeños trabajos, algunos ilegales, para ganar dinero. Comenzó con cosas sencillas: repartiendo drogas para un traficante local, y poco a poco fue ganando respeto en el barrio.
A los 18 años, fue reclutado por una banda criminal dirigida por un hombre llamado Rubén “El Gordo”, un tipo corpulento que había crecido en el mismo barrio que Larry, pero con más ambición y menos escrúpulos. Rubén había notado algo en Larry: una inteligencia fría, calculadora, y una habilidad para mantener la calma en situaciones extremas. Fue en ese momento cuando Larry se dio cuenta de algo que siempre había intuido, pero nunca había querido aceptar: el miedo nunca desaparece. Lo único que puedes hacer es aprender a controlarlo.
A esa edad, Larry ya había aprendido a sobrevivir de la forma más dura posible. La primera vez que tuvo que matar a alguien, no fue por venganza ni por placer, sino por pura supervivencia. El objetivo era simple: un tipo que se había desviado del trato, un traidor. Recuerda que esa noche, antes de accionar, sintió el miedo como un cuchillo que le atravesaba el estómago. ¿Lo haría? ¿Sería capaz? Pero lo hizo. Cerró los ojos, apretó el gatillo, y en ese segundo comprendió que el miedo nunca se va, solo se hace más fácil de soportar.
Capítulo 3: Los miedos del hombre
Con el tiempo, Larry se convirtió en uno de los sicarios más respetados de la ciudad. No solo por su habilidad para ejecutar, sino por su mente estratégica. Estudió a sus enemigos, aprendió a manipular a los aliados, y a lo largo de los años, hizo crecer su influencia. A los 23 años, ya no estaba solo en el negocio; tenía un equipo a su disposición. Rubén "El Gordo" confiaba en él, y la ciudad entera temía su nombre.
Pero con el poder llegaron los miedos. Los miedos que Larry había intentado controlar durante años, que no desaparecían ni con la fortuna ni con el respeto. Tenía miedo de la traición, del fracaso, de perderlo todo en un solo segundo. La vida no era más que una cadena de decisiones, algunas buenas, otras malas. Y siempre, siempre había algo que podía romperla.
Un día, mientras cenaba solo en su departamento de lujo, rodeado de seguridad, pensó en su madre, en aquellos días de pobreza, en cómo todo había comenzado con un par de zapatos sucios y una sonrisa inocente. ¿Quién era él ahora? ¿Qué había quedado de ese niño que solo quería sobrevivir? La pregunta lo atormentaba, porque sabía que en su mente ya no quedaba espacio para la inocencia.
En un momento de desesperación, empezó a pensar que ya no podía parar. Que había cruzado tantas líneas que la redención era un concepto ajeno a él. La paranoia comenzó a tomarlo, cada conversación parecía una conspiración, cada sombra una amenaza. En sus peores momentos, Larry sentía que el monstruo que había creado no tenía frenos. Que no solo el miedo podía perderse, sino también el control.
Capítulo 4: El precio del imperio
A los 25 años, Larry ya no solo controlaba una red criminal de tráfico de armas, drogas y extorsión, sino que también poseía negocios legítimos, incluyendo cadenas de restaurantes y empresas de seguridad privada. Era multimillonario. Pero a pesar de su éxito, algo dentro de él nunca dejaba de inquietarse. Los temores seguían presentes, de una manera más sofocante, más peligrosa. Sabía que su imperio no era eterno. Sabía que su vida estaba en juego, y que en cualquier momento podía caer. En sus sueños más oscuros, se veía atrapado en una cárcel de oro, rodeado de riquezas que no podían protegerlo.
En uno de esos momentos de crisis, Rubén “El Gordo” le propuso tomar un paso más allá: un acuerdo con un cartel extranjero, uno que traería más dinero del que podría imaginar. Pero Larry, aunque tentado, rechazó la oferta. En su corazón, sabía que avanzar más allá significaba perder el último vestigio de humanidad que le quedaba.
El miedo a lo desconocido, a lo irreversible, lo frenó. La paranoia lo mantenía alerta, pero el deseo de poder lo mantenía en movimiento. Nunca sabría si tomar esa última decisión lo habría llevado más lejos o lo habría destruido por completo.
Epílogo: La soledad del rey
Larry Vidal, el niño que comenzó a lustrar zapatos para sobrevivir, se convirtió en un hombre de poder. Pero a los 30 años, tras una serie de decisiones erróneas y conflictos internos que lo llevaron a enfrentar su propio reflejo, murió en circunstancias misteriosas. Algunos dicen que fue una traición, otros, que simplemente no pudo vivir con los demonios que él mismo había creado.
Su nombre perduró en las sombras de la ciudad. Un nombre que evocaba miedo, respeto, y la triste lección de que, aunque se puede conquistar todo, nunca se puede escapar del miedo que uno mismo siembra.
Nombre ic: Larry vidal
(tercer intento ;c)
(me esforze mas en esta)
Nombre completo: Larry Isaias Vidal Contreras
Alias.¨La cucaracha¨
Fecha de nacimiento: 1999 10 De Mayo
Lugar de nacimiento: Hospital vampiuren,quilpue
Nacionalidad: Chileno
1 Descripcion fisica:
Altura: 1,92
Peso: 79 kg
Complexion: Musculosa
Color de piel: Palida
Corte de pelo: Pelado por su trabajo
Ojos: Grises,achinados
Caracteristicas Fisicas: tatuaje de un leon en el pecho junto a un batman,el nombre de su familia en los brazos y una Cicatriz Notoria en la espalda
Larry Vidal: De lustrar zapatos a sicario multimillonario
Capítulo 1: Un niño en la plaza
Larry Vidal nació en un barrio pobre, en un rincón de la ciudad donde las paredes de los edificios crujían con el viento y las calles nunca conocían el sol. A los 7 años, cuando otros niños jugaban al fútbol o se metían en peleas de barrio, Larry ya había aprendido que la supervivencia no se trataba solo de defenderse, sino de ser invisible. De niño, pasaba las horas observando a los hombres que caminaban por la plaza, con sus trajes grises y zapatos de charol. Ellos eran la clase dominante, los que parecían no tener miedo a nada, los que dictaban las reglas. Y en su mente, Larry soñaba con algún día estar entre ellos.
Pero en su casa, la situación era otra. Su madre, siempre agotada, luchaba por mantener a la familia, y su padre... Larry no recordaba a su padre. Había desaparecido cuando él tenía 3 años, dejado a su madre sola con tres hijos más, en un vecindario donde las oportunidades parecían tan escasas como el dinero.
A los 9 años, Larry comenzó a lustrar zapatos en la plaza, observando a los mismos hombres que admiraba desde la distancia. Al principio, solo conseguía unas monedas, pero con el tiempo, descubrió que tenía algo que muchos de esos hombres no tenían: una mente aguda, capaz de leer a las personas en cuestión de segundos. Sus clientes, muchos de ellos viejos adinerados que se sentaban en bancos a descansar, nunca pensaron que el niño que les lustraba los zapatos estaba memorizando cada palabra, cada gesto. Larry aprendió, por ejemplo, que los hombres poderosos a menudo no eran tan poderosos como pretendían ser. Los veían como héroes, pero se daban cuenta de que tenían miedos, inseguridades, y pasados oscuros. Él los escuchaba y los observaba con una mezcla de curiosidad y fascinación, sabiendo que cada uno de esos detalles podría ser útil algún día.
Capítulo 2: La transformación
Cuando cumplió 16 años, Larry ya no era un niño inocente. Había dejado de ser el lustrador de zapatos de la plaza para convertirse en alguien mucho más oscuro. La vida lo había moldeado de una forma que le resultaba difícil de comprender, y menos aún de aceptar. La escuela no fue para él, nunca lo fue. Desde pequeño, su mente era más rápida que la de los demás, pero estaba rodeado de pobreza y falta de oportunidades. Así que comenzó a hacer pequeños trabajos, algunos ilegales, para ganar dinero. Comenzó con cosas sencillas: repartiendo drogas para un traficante local, y poco a poco fue ganando respeto en el barrio.
A los 18 años, fue reclutado por una banda criminal dirigida por un hombre llamado Rubén “El Gordo”, un tipo corpulento que había crecido en el mismo barrio que Larry, pero con más ambición y menos escrúpulos. Rubén había notado algo en Larry: una inteligencia fría, calculadora, y una habilidad para mantener la calma en situaciones extremas. Fue en ese momento cuando Larry se dio cuenta de algo que siempre había intuido, pero nunca había querido aceptar: el miedo nunca desaparece. Lo único que puedes hacer es aprender a controlarlo.
A esa edad, Larry ya había aprendido a sobrevivir de la forma más dura posible. La primera vez que tuvo que matar a alguien, no fue por venganza ni por placer, sino por pura supervivencia. El objetivo era simple: un tipo que se había desviado del trato, un traidor. Recuerda que esa noche, antes de accionar, sintió el miedo como un cuchillo que le atravesaba el estómago. ¿Lo haría? ¿Sería capaz? Pero lo hizo. Cerró los ojos, apretó el gatillo, y en ese segundo comprendió que el miedo nunca se va, solo se hace más fácil de soportar.
Capítulo 3: Los miedos del hombre
Con el tiempo, Larry se convirtió en uno de los sicarios más respetados de la ciudad. No solo por su habilidad para ejecutar, sino por su mente estratégica. Estudió a sus enemigos, aprendió a manipular a los aliados, y a lo largo de los años, hizo crecer su influencia. A los 23 años, ya no estaba solo en el negocio; tenía un equipo a su disposición. Rubén "El Gordo" confiaba en él, y la ciudad entera temía su nombre.
Pero con el poder llegaron los miedos. Los miedos que Larry había intentado controlar durante años, que no desaparecían ni con la fortuna ni con el respeto. Tenía miedo de la traición, del fracaso, de perderlo todo en un solo segundo. La vida no era más que una cadena de decisiones, algunas buenas, otras malas. Y siempre, siempre había algo que podía romperla.
Un día, mientras cenaba solo en su departamento de lujo, rodeado de seguridad, pensó en su madre, en aquellos días de pobreza, en cómo todo había comenzado con un par de zapatos sucios y una sonrisa inocente. ¿Quién era él ahora? ¿Qué había quedado de ese niño que solo quería sobrevivir? La pregunta lo atormentaba, porque sabía que en su mente ya no quedaba espacio para la inocencia.
En un momento de desesperación, empezó a pensar que ya no podía parar. Que había cruzado tantas líneas que la redención era un concepto ajeno a él. La paranoia comenzó a tomarlo, cada conversación parecía una conspiración, cada sombra una amenaza. En sus peores momentos, Larry sentía que el monstruo que había creado no tenía frenos. Que no solo el miedo podía perderse, sino también el control.
Capítulo 4: El precio del imperio
A los 25 años, Larry ya no solo controlaba una red criminal de tráfico de armas, drogas y extorsión, sino que también poseía negocios legítimos, incluyendo cadenas de restaurantes y empresas de seguridad privada. Era multimillonario. Pero a pesar de su éxito, algo dentro de él nunca dejaba de inquietarse. Los temores seguían presentes, de una manera más sofocante, más peligrosa. Sabía que su imperio no era eterno. Sabía que su vida estaba en juego, y que en cualquier momento podía caer. En sus sueños más oscuros, se veía atrapado en una cárcel de oro, rodeado de riquezas que no podían protegerlo.
En uno de esos momentos de crisis, Rubén “El Gordo” le propuso tomar un paso más allá: un acuerdo con un cartel extranjero, uno que traería más dinero del que podría imaginar. Pero Larry, aunque tentado, rechazó la oferta. En su corazón, sabía que avanzar más allá significaba perder el último vestigio de humanidad que le quedaba.
El miedo a lo desconocido, a lo irreversible, lo frenó. La paranoia lo mantenía alerta, pero el deseo de poder lo mantenía en movimiento. Nunca sabría si tomar esa última decisión lo habría llevado más lejos o lo habría destruido por completo.
Epílogo: La soledad del rey
Larry Vidal, el niño que comenzó a lustrar zapatos para sobrevivir, se convirtió en un hombre de poder. Pero a los 30 años, tras una serie de decisiones erróneas y conflictos internos que lo llevaron a enfrentar su propio reflejo, murió en circunstancias misteriosas. Algunos dicen que fue una traición, otros, que simplemente no pudo vivir con los demonios que él mismo había creado.
Su nombre perduró en las sombras de la ciudad. Un nombre que evocaba miedo, respeto, y la triste lección de que, aunque se puede conquistar todo, nunca se puede escapar del miedo que uno mismo siembra.
Nombre ic: Larry vidal
(tercer intento ;c)
(me esforze mas en esta)